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Blore Health, Eduardo IV, Eduardo V, Enrique VI, Enrique VII, Inglaterra, Lancaster, Ludford, Margarita d'Anjou, Plantagent, Ricardo III, Rosas, Saint Albans, Towton, Tudor, Wakefield, Warwick, York
Nos encontramos en un reino convertido en una bomba de relojería a punto de explotar, el pueblo pasa hambre a causa de los altos impuestos del rey para sufragar una guerra, diferentes casas se disputan el trono…no, no estamos refiriéndonos a Juego de Tronos sino a la Inglaterra de mediados del siglo XV.
En 1453 finaliza la Guerra de los Cien años entre Inglaterra y Francia con victoria de esta última, apropiándose de los terrenos de Normandia y Aquitania. Debido a los altos impuestos implantados por el gobierno de Enrique VI que debilitó gravemente a la población para mantener una guerra que se perdió, el pueblo enfureció y para más inri, se detectaron trastornos mentales en el rey. Todo esto, más la gran deuda contraída por el gobierno hizo que la Casa de York se decidiese a tener pretensiones al trono de Inglaterra.
Ricardo Plantagent, duque de York, fue nombrado ese mismo año para encabezar el Consejo que asistía al rey pero tan solo dos años más tarde tuvo que abandonar la Corte por expreso deseo de la reina Margarita d’Anjou, que debido a la enfermedad de su marido poco a poco iba aglutinando todo el poder. Viendo que perdía la posibilidad de conseguir el trono, se levantó en armas y el 22 de mayo de 1455 en Saint Albans se realizó la primera batalla de esta guerra con victoria de la Casa de York.
A continuación hubo un periodo de tranquilidad en el cual Ricardo fue nombrado Lord Protector del Monarca ante una nueva recaída de éste de su enfermedad. En 1456 la Corte se trasladó a Coventry.
Esta paz duró tres efímeros años y en 1459 se volvían a enfrentar en la Batalla de Blore Health volviendo a ganar la Casa de York pero poco después fueron vencidos y Ricardo fue expulsado del país en la Batalla del Puente de Ludford. Huyó a Calais (Francia) donde creó un centro de operaciones para abordar de nuevo el asalto al trono por parte de su Casa.
El 10 de julio de 1460 se volvían a enfrentar en Northampton con victoria de los York, capturando un importante rehén: el rey Enrique VI. Poco después se reconoció a Ricardo como heredero legítimo de la corona al ser descendiente de Lionel de Amberes, hijo de Eduardo III.
Margarita d’Anjou no se dio por vencida y el 30 de diciembre arrasó al ejército de los York acabando con la vida de Ricardo en la Batalla de Wakefield. Su hijo Eduardo heredó el título de Duque.
El 22 de febrero de 1461 los Lancaster volvieron a ganar en Saint Albans, vengándose de la primera derrota sufrida en ese mismo lugar y rescatando a Enrique VI. Para su desgracia, en su vuelta a Londres se les negó la entrada y a petición popular se coronó a Eduardo como nuevo rey.
Unas semanas después, el 29 de marzo, se libró la Batalla de Towton dejando un sangriento balance de 20.000 muertos y el dominio de la Casa York sobre los Lancaster. La Casa York por fin ascendía al trono siendo coronado oficialmente como rey Eduardo IV.
En 1465 Enrique volvió a ser encerrado en la Torre de Londres pero en poco tiempo Eduardo perdió el beneplácito de la plebe, cosa que aprovecharon sus enemigos exiliados en el extranjero para unir sus fuerzas, entre los que destacaban Margarita d’Anjou y el conde de Warwick. En 1470 Eduardo fue destronado y su puesto ocupado por Enrique VI otra vez.
Volvió a estar poco tiempo ya que el 14 de mayo de 1471 fue asesinado y el trono volvió a manos de Eduardo IV nuevamente tras vencer a Warwick y Margarita d’Anjou en las batallas de Barnet y Tewkesbury respectivamente.
El 9 de abril de 1483 Eduardo IV fallecía siendo su hijo Eduardo de 12 años el nuevo rey, debido a su corta edad quedó bajo la regencia de su tío Ricardo, Duque de Gloucester. El 25 de junio Ricardo usurpó el trono al niño y tanto Eduardo V como su hermano fueron posiblemente asesinados. Ascendió al trono bajo el nombre de Ricardo III de la Casa York.
La casa Lancaster aún no había dicho su última palabra y el conde de Richmond, Enrique Tudor se levantó en armas en 1485 derrotando y terminando con la vida de Ricardo III en la Batalla de Bosworth.
El conflicto llegaba a su fin cuando el nuevo rey Enrique VII se casaba con Isabel de York, hija de Eduardo IV, uniéndose de esta manera las dos casas que durante tres décadas se habían enfrentado. Esta unión dio luz a un nuevo emblema: la rosa Tudor.